Los estudiantes de la ESO del colegio Maristas, Santa María de Tui hemos tenido el gran placer de recibir una charla sobre las misiones por parte de uno de los Hermanos maristas que en estos momentos reside en el las instalaciones donde se encuentra el centro.
Fue una experiencia magnífica en la que el alumnado pudimos ver de primera mano lo que es irse de misión, divertirnos, aprender un montón de cosas y compartir un maravilloso tiempo con una gran persona. Respecto al contenido de la charla me voy a centrar en dos temas que me parecieron muy importantes y que fueron de los que más habló el Hermano Santiago.
Primero nos explicó la importancia de la educación, tanto a nivel intelectual como a nivel de relaciones personales, para poder viajar por el mundo. Nos insistió en la gran importancia del saber, parándose sobre todo en el ámbito de los idiomas, y de la buena educación hacia el resto, tratando en profundidad un tema tan importante como es el respeto hacia cualquier persona simplemente por el hecho de serlo y tener una dignidad.
Para continuar, el segundo tema sobre el que me gustaría profundizar es el servicio a los demás, el darse al cien por cien al prójimo. Cada vez el ser humano adquiere una postura más egoísta y se centra en conseguir la felicidad a base de auto complacerse, se centra en servirse a sí mismo y se olvida de ayudar o servir al otro y si sirve al otro lo hace por intereses o a regañadientes. El Hermano nos presentó otra postura muy distinta, una postura que ya anunciaba Jesús y que debería adoptar cualquier persona independientemente de ser creyente o no. La postura de encontrar la felicidad ayudando y sirviendo a los demás.
Personalmente pocas personas he visto tan felices como el hermano, es el ejemplo de una persona que lleva toda la vida sirviendo a gente en la misión y que es exageradamente feliz, porque encontró la felicidad entregándose a los demás y ayudándolos. Esto cambia por completo el concepto de la misión; tú no vas tan solo a ayudar a los demás sino a crecer tú como persona, tener una experiencia inolvidable, a aprender muchísimo y a encontrar el bienestar personal. Porque yo sí que me creo lo que dice el hermano, aunque la misión no sea fácil, haya que trabajar mucho y pases malos ratos vas a ayudar a un montón de gente y vas a acabar encontrando la felicidad en el servicio a los demás y en mi opinión es lo más bonito y satisfactorio que puede haber en esta vida.
Termino animando a todo el que lea este texto a irse de misión por el mundo o sino a practicar la misión en el lugar en el que vivan porque para ser misionero no hace falta irse a otro país sino respetar, amar y servir al prójimo y al necesitado.
Carlos E.
Alumno de 4º ESO