El encuentro de Marcelino con el joven Montagne sucedió un 28 de octubre del año 1816, por eso cada año nos reunimos para recordar ese momento tan importante y trascendental en la vida de Marcelino. El estar con ese chico tan enfermo que no había escuchado hablar de Dios fue lo que movió a Marcelino a dar un cambio en su vida y dedicarla a los niños y jóvenes , no sólo para enseñarles a leer y escribir sino también para que conozcan a María y a Jesús.
El encuentro entre Marcelino y Montagne fue de escucha, consuelo, acogida y seguramente de cariño.
Hoy nosotros somos los Maristas de Champagnat, los encargados de estar atentos, escuchar, acoger y consolar a los jóvenes y sus familias que confían la educación de sus hijos e hijas a nosotros.