Este curso decidimos retomar las fechas tradicionales para la realización de la convivencia de evangelización en secundaria, la última semana antes de
las vacaciones de Navidad. Así que el viernes 17 de diciembre, tutor y alumnos/as, aparcamos por unas horas temas, deberes y trabajos.
Fue un día de desconexión total, que nos sirvió para terminar de una manera diferente un primer trimestre muy cargado de exigencia y de trabajo continuo.
Empezamos en algunas dinámicas de la convivencia trabajando momentos de reflexión personal sobre “lo que nos hace felices” en el día a día. También descubrimos la diferencia entre “lo que debo hacer y lo que quiero hacer” y tratamos de llegar a un equilibrio difícil a cualquier edad, pero quizás más en la adolescencia.
La actitud del alumnado fue encomiable. Desde el primer minuto hubo muestras de sinceridad, apertura y ganas de descubrir algunas de esas claves para ser felices. Incluso cuando tuvimos que reflexionar los puntos fuertes de nuestros compañeros supimos acompañar, valorar y aportar nuestra visión para complementar las ideas que cada uno tiene de sí mismo.
Este año decidimos recuperar la tradición del Belén de Cumbres, así que la última parte de la convivencia fue una caminata hacia el Monte Aloia, un poquito antes, en La Macoca. Tras una hora andando, colocamos nuestro particular Belén, elaborado y decorado en la propia clase por unos alumnos con cantos rodados de nuestra finca. Durante la semana habíamos ensayado tres villancicos, asi que los cantamos con mucho respeto, pero con enorme alegría y satisfacción acompañados por el sonido de la guitarra de Roberto.
Con la vuelta otra vez a las instalaciones colegiales terminamos un día diferente pero enriquecedor tanto a nivel personal como grupal. La valoración de la jornada por parte del tutor fue muy buena y también por los alumnos/as…Aquí van tres muestras.
“Fue una experiencia que nos ayudó a la clase para abrirnos entre nosotros y descubrir cosas nuestras que no sabíamos. En cuanto al belén de cumbres, fue una actividad muy creativa y divertida en la que disfrutamos en familia”. (Martin Montes)
“Para mí la convivencia fue una experiencia para conocer a mis compañeros, descubrir cosas de ellos e incluso mostrar una parte de nosotros. Y sobre el belén de cumbres creo que fue un momento de desconectar, donde olvidar la rutina del día a día, disfrutar de la naturaleza todos juntos, y así tener la ocasión de estar todos unidos” (Alba Cobo)
“La verdad es que en ambas me lo pasé muy bien. La convivencia me sirvió para darme cuenta de que había cosas que hacía más por lo que la gente quería o esperaba que por lo que a mí me apetecía. Respecto al Belén de cumbres me pareció una muy buena idea, además el hecho de cantar y dar un “paseo» me gustó mucho”. (Carmen Porto)